La primera instancia del graffiti

El graffiti como obra, consta de dos momentos fundamentales, en donde se manifiestan dos tipos diferentes de aptitudes. Por un lado, el graffiti pasa por la instancia del boceto, el momento en donde trabaja y se elabora mediante la imaginación, el momento en donde el graffitero tiene que crear. Por otro lado, se pasa por el momento de ejecución de la obra, en donde el artista debe plasmar la obra ya creada, y en donde lo que se destaca es la calidad y las aptitudes que el escritor tenga para poder plasmarla de la mejor manera posible, o de la manera exacta en la que fue pensada.

En este artículo, lo que nos concierne en mayor grado, es la primer instancia, es decir el momento de creación, sin referir que sea el más importante, pues tanto la creación como la ejecución son imprescindibles para un buen resultado.

Cabe destacar que la utilización de bocetos para el graffiti, la necesidad de una instancia anterior a la ejecución de la pintura, comenzó a darse luego de la evolución del tag hacia otras nuevas formas de graffiti. el tag contaba con escasa producción, siendo lo más relevante la firma en sí, su repetición en las calles y su rápida ejecución. Con el desarrollo de las técnicas y las nuevas herramientas, el graffiti se convirtió en una forma de expresión más compleja, en donde era muy necesario poder tener tiempo y concentración para crear los dibujos y las letras con mayor calidad.

El graffiti y sus bocetos

En el momento de creación del graffiti, es decir el momento en donde se elabora el boceto de lo que luego se plasmará en las calles, es cuando el pintor pone en funcionamiento su imaginación y desprende de ella los elementos e ideas que más se adecuen a lo que quiere hacer.

Es importante poder estar concentrado y tener tranquilidad, puesto que las cosas no salen de primera como se quieren. Es momento en donde la experiencia y las formas conocidas de graffiti confluyen en ideas, para poder sacar de allí y convertir al papel, unas letras, dibujos o diseños originales.